Aunque ya nada
sepa como dolerme
sigo ahí,
donde la lluvia crece.
Las pieles,
se han extinguido
las bocas secado,
como viejos ríos.
El color del sol,
ilumina por dentro
cuando nadie,
en nosotros cree.
Porque somos,
la paleta de colores
que renace,
donde otros mueren.