Juan Sebastian Mena

El encuentro II

Ella estaba más preciosa que nunca esa noche

Aunque sería limitar su belleza, y ella es bella todos los días.

Nos besamos nada mas llegar, sin decirnos nada

Nuestros labios destinaron desde antes su vuelo hacia llegar a nuestras bocas con palomas, con lluvia y con cielos.

Y ella tan preciosa exclamaba con dulzura «Donde iremos»

Le respondí 

«A donde el amor y la dicha nos conduzcan»

Y terminé besándole todos los lunares de su cuerpo.