Hoy me siento frente al tiempo,
y te veo, papá,
como quien contempla un árbol viejo que resistió tormentas y soles,
como quien toca la piel de la memoria y aún siente calor.
Recuerdo nuestra infancia como un jardín secreto:
risas que estallaban como flores en primavera,
travesuras compartidas con complicidad de héroes y cómplices,
y tus lágrimas, en madrugadas silenciosas,
cuando pedías amor que no llegaba,
cuando nos corría mi madre y yo no entendía nada
más que tu mano firme que sostenía la mía
y tus palabras que eran abrigo para mi llanto.
El invierno se anuncia hoy en tus pasos lentos,
en tus movimientos torpes, en la quietud de tus ojos.
Y yo quisiera regalarte mis años,
Quisiera que tus inviernos fueran menos fríos,
pero las estaciones no esperan, papá,
y cada vida se reduce a su estación final.
Sin embargo, aún siento tu primavera dentro de mí,
el sol de tus enseñanzas, la luz de tu amor
que me sostuvo donde no hubo madre ni abrazos de hermanos,
donde solo tu corazón gigante fue suficiente
para que aprendiera a caminar, a reír, a sostenerme.
Hoy el invierno llega a ti,
pero no trae soledad, trae memoria,
trae un río de historias que nos recorren juntos,
trae el calor invisible de lo eterno:
yo, tu hija, aquí, contemplando tu vida
como quien contempla el fuego en la chimenea,
sabedora de que cada estación tiene su belleza,
y que tu invierno, aunque frío, es hogar.
Gracias, papá, por enseñarme el amor verdadero,
el que no siempre se dice, pero se siente,
el que salva, el que acompaña, el que no se olvida.
Gracias por ser mi héroe,
por ser refugio, sostén y luz,
aunque la primavera se haya ido y el invierno haya l
legado.
Eternamente, tu hija.
𝓜𝓪𝓿𝔂♥️ 11-oct-25