Las hermanas,
tardes de siesta
que no sumaron.
La mayor leía una revista.
La menor sin prestarle
demasiada atención a lo
que la otra leía...
Veía, a través de la ventana,
las formas irregulares de
las nubes...
Ella veía conejos saltando
uno tras otro... o grandes
soles de algodón suaves
como los corderos que
visitaba en el establo.
Por lo general , se aburría
de las conversaciones con
su hermana, se escapaba
por la puerta trasera y
se perdía en la grama,
a dar rienda suelta
a su imaginación.
Las nubes siempre
fueron sus aliadas
(rosi12)