Te busco despierto; te veo en mis sueños.
Cuando más te sueño, más te deseo…
Y cuanto más te deseo, más en ti quiero estar.
Somos dos gotas errantes,
buscándose en la vasta piel del mar.
Sin habernos visto nunca,
nos conocemos más de lo que podemos imaginar.
Eres, para mí, como el río que avanza incansable,
en busca de su reflejo vital.
Morando el amor,
viviéndolo y dándolo a diario,
¡dejándolo ser en libertad, espejo vivo y mar!
Y si acaso llego a ti,
tú ya sabes de mí todo… y aún más.
Entonces dime: ¿Cuándo y dónde?
Que, como ola en el océano,
en tu orilla me hallarás.
Cada uno con su espacio;
juntos para siempre,
sin soltarnos ni separarnos jamás.
Si esta carta te ha llegado,
si tú ahora me estás leyendo,
la desconocida para mí...
ya nunca más lo serás.
Y fundidos en uno, en cuerpo, mente y alma,
sortearemos las olas, todas las tormentas y mareas…
toda la eternidad.
Te busco despierto; te veo en mis sueños.
Cuando más te sueño, más te deseo.
Y cuanto más te deseo, más en ti quiero estar.
¡Tú eres mi espejo vivo y mar!
¡Sí… tú eres mi espejo vivo y mar!