D. Méndez

No estoy

Estoy furiosa.

No quiero hablar ni escribir ni fingir que puedo.

Estoy cansada de sobrevivir al mismo día una y otra vez,

como si la vida fuera un castigo que se repite.

 

Me da miedo despertar.

Me da miedo no hacerlo.

Me da miedo ser yo.

 

Lo divertido de escribir se fue,

como todo lo que amé y me sostuvo alguna vez.

Ya no me alivia.

Ya no me salva.

 

Estoy tan enojada con el mundo,

conmigo, con los que se fueron sin avisar,

con los que se quedaron a medias,

con los que dijeron “te entiendo” y no entendieron nada.

 

No estoy simplemente.

Y me duele decirlo.

Porque alguna vez fui fuego,

y ahora apenas soy humo.