Mozo, canta, canta
el kirieleisón,
cántalo entonando
por el Redentor,
la voz meliflüa
ha de ser el son
porque has sido un pícaro
rojo pecador.
Caíste en las trampas
del fácil cabrón,
cornígero ángel
creído patrón,
y ahora llorando
me vienes, llorón,
secando tus aguas
con triste jirón.
Dime, miserable,
¿buscas el perdón,
después de envolverte
en crúor traidor?
Mozo, mozo, dime,
¿qué gana el burlón?,
¿quién te amparará
de la maldición?
Y ahora me buscas
con agitación,
¡a mí no me busques,
busca al Salvador!
Dime voz tremosa,
dime, pecador,
¿de quién te valdrás?
Si ya no hay región
para un arribista
falto de blasón.
Oíd Señor, oídme,
dadle curación
al pobre muchacho
con gran turbación,
pues vuestra palabra
será su eslabón
para convertirse
en un salomón.