el brujo de letziaga

Me juegas al escondite...

 

Es de lo más sugerente,
que al amanecer tu aliento renace,
con un canto alegre,
pero no podrás reconocerme...

 

Mas el reloj nunca se detiene,
corre que te corre,
hasta llegar al borde de la tarde,
pero tú solo viniste...

 

Al regresar la noche,
la cena te llega entre pan y leche,
devorando el presente,
antes de conciliar el sueño, naturalmente...

 

Y al clarín invisible,
a este poeta que ahora te escribe...
le juegas al escondite,
muchacha ciega que al aire estremece...