Mi carne se quema en este frío,
tan cerca al ultimo paso.
Se cayeron bastón, abrigo
y viene...
¡y viene mi condena a salvarme del amor!
Rompen los dientes en las risas finales
y el corazón recuerda las cartas y el polvo.
Córtenme, despedácenme
y quedaos con mis fragmentos.
Apuñálenme entre uñas;
quedará al menos el pecado.
Recuérdenme.
¿Nadie ve acaso que escapo?
¿Por qué no hay llantos?
¿No hay quien me quiera?