Mauro Enrique Lopez Z.

Tarde de campo

Tarde en el campo llegaba la noche

esa suave brisa que daban ganas 

de un café caliente para entrar en 

calor, la doña del lugar me llamó que 

me sentara a la mesa, y yo muy feliz 

porque la cena fue tan sencilla que 

hubo de todo: queso, carne ahumada, 

plátano y otras cositas más.

 Ellos disfrutaron del marisco que llevé 

y lo mas bonito fue ese placer de disfrutar

 la belleza del campo y de escribir lo bello

 del atardecer.