La tarde está fría.
Se escucha una tormenta vecina.
A lo lejos, los estruendos que arrastra el mar de nubes negras.
Fumo un cigarrillo.
Y observó cómo el follaje baila con el viento.
Mi cigarrillo trajo tu silueta.
Hundí mi rostro en el humo que acabo exhalar.
Pensé que podía palparte.
Pero te me colaste entre los dedos.
Mordí mis labios.
Para sentirte con el pensamiento.
Yo te recuerdo, te recuerdo.
Tengo tu voz en mi cabeza.
Tu risa loca y tus gestos.
Guardo tu tacto como mi tesoro.
Y te recuerdo.
Te recuerdo tocando mi cuerpo.
El calor de tus manos
Siento el sabor de tu boca.
Lo juro que aún te saboreo.
Cada célula de mi existencia
Te recuerda, te guarda como lo más bello.
Yo no te olvido, amor.
Estás en cada palabra.
En cada verso
En mis poemas
En lo que aún no escribo.
Estás en este viento.
En esta lluvia
En esta brisa que roza mi boca.
Y la moja.
Te recuerdo, amor, en este frío que me abraza.
Tú estás, amor, en esta soledad acompañada.
Hablas conmigo entre silencios pronunciados.
Y nos reímos bajo las sábanas que nunca te tocaron.
Yo te recuerdo, amor.
Te recuerdo.
Abrazo tu ausencia.