Querida...
Sabes,
hay algo que he querido decirte
desde hace tiempo,
pero nunca encuentro el momento.
O el valor.
O las palabras.
A veces me pregunto
si esconder lo que siento
es protegerme
o simplemente
rendirme en silencio.
He estado tan cerca
de contarte todo...
De dejar caer la máscara,
de dejar que me veas
como realmente estoy por dentro.
Pero me detengo.
Porque no quiero llorar frente a ti.
No quiero que tus ojos se tiñan
con la imagen rota
que tanto me esfuerzo por esconder.
Quizá estoy haciendo
una tormenta en mi cabeza.
Quizá no es para tanto.
O tal vez sí.
Tal vez llevo tanto tiempo
fingiendo que estoy bien
que ya no sé distinguir
la calma del desgaste.
Y entonces me repito:
\"No importa. Mañana se me pasará.\"
Como siempre.
Como todo.
Y tú seguirás sin saber
que estuve a punto de hablar.
Que casi,
casi te dejaba entrar.
Lo siento.
No es que no confíe en ti.
Es que no confío
en mí.
No aún.