No notabas cómo me lastimabas,
cómo me hacías creer que me amabas,
te observaba mientras fallabas,
y silenciosamente me afectabas.
No gritabas pero hacías ruido,
uno que empecé a tomar como desvío,
me hacías alejarme de mis amigos,
cómo si el afecto ajeno fuera un castigo.
¿Pero era eso lo que quería?
me preguntaba siempre a mí misma,
a pesar de que quedarme me mataba,
alejarme también me pesaba.
¿Por qué pedías más cuando dolía?
pareció que nunca te importaría,
y aunque empezaste a querer hablar,
ya no te podía ver como un hogar.