Silvana Ibáñez

No dejes de mirarme

 

 

No dejes de mirarme, tras latidos,

vayan cubriendo este silencio meso

y tu boca ardiente, me tenga preso,

de jugosos e impetuosos gemidos.

 

No dejes de mirarme, tímida alma,

deja a prendas, con necia resistencia 

que caigan vencidas a mi insistencia,

premonición de mi acabada calma.

 

Palpando a tientas tu cuerpo expectante, 

deambularan mis manos versadas,

buscando triunfantes ser laureadas,

por zona íntima, cálida y fragante.

 

Sensibles y firmes mis dedos sabios,

aparcaran a la preciada zona,

pilar de deseo, carne detona,

marcha de mis apasionados labios.

 

No dejes de mirarme, con sonrojos,

al admirar aquel preciso instante,

el reflejo sublime en mi semblante:

tu placer y mi boca, hasta tus ojos!