versos finitos

CREPUSCULO

CREPÚSCULO

 

Sentada en la roca —misterio encarnado—

deja que el viento le talle el vestido,

y el mar, a sus pies, murmura asombrado

versos de sal en su cuerpo dormido.

 

El sol se retira, dorado y rendido,

tras gajos de nubes que cuelgan del cielo;

le deja en la piel un último abrigo,

como quien se va, pero deja un consuelo.

 

Sus hombros respiran la luz que declina,

y en su cuello el crepúsculo escribe su danza.

Hay un aura de fuego que no se adivina

y que apenas roza la piel… y la esperanza.

 

No gira los ojos, no busca la escena,

deja que el mundo se borre despacio.

La luz la acaricia, se vuelve tan plena…

y luego se aleja, cruzando el espacio.