Al estagirita
Virtud es equilibrio
de ser y efectuar, yendo al medio, yendo
y viendo, sin ludibrio
el dote en que, viviendo,
medite sobre el riesgo, discerniendo.
Virtud está en aunar
acciones, pasiones y hasta emociones,
uniendo al caminar
las sabias elecciones
por donde quedan fuera imposiciones.
Virtud no es carestía,
es mucho más profundo en la verdad.
Virtud es valentía,
amor, sinceridad,
valor, magnificencia y humildad.
El hombre que es virtuoso
contempla la grandeza e inteligencia
y vive, generoso,
tejiendo con prudencia
la técnica o cuan arte de la ciencia.
El hombre con virtudes
no teme a la razón ni a la justicia;
persigue senectudes,
ensalza su pericia,
tallando por talante su experticia.
El alma que va en medio
y ejerce con esmero cual templanza,
la gracia es su remedio,
ingenio, la balanza,
tomando por camino la esperanza.
El hombre memorable
coadyuva con modestia la razón:
su ceño es agradable,
cultiva la intuición
cuan pliegue reconoce el corazón.
La vida del virtuoso
al hábito condensa y sigue el plectro
del Todopoderoso,
que brilla cuan electro
y da sabiduría con su espectro.
Mas virtuoso es aquel
que sigue por igual la vida plena:
él con Dios, Dios con él,
y su alma no la entrena
como algo material de gracia llena.
Virtud, pues, virtud es,
reflejo de la práctica sin vicio,
emblema de Moisés,
de estagirita, oficio,
por tanto, perfecciona el ejercicio.
La virtud es el puente
que existe entre certeza y la razón;
y es de alma, y es de mente
entre revelación
y todo pensamiento al corazón.
Samuel Dixon