Quiero irme lejos de casa.
No tengo plata,
ni sueños.
Solo quiero estar lejos de casa,
o de lo que solía ser mi casa.
Quiero buscar un hogar
donde yo encaje,
donde pertenezca,
donde ya no duela.
Que las grietas de mi corazón
por fin se mueran.
Donde ya no haya lágrimas diariamente,
y mi almohada no esté mojada
por palabras que susurra mi subconsciente,
que me ahogan en un mar de nostalgia,
uno que duele muy profundo en mi mente.
Sé que ya no soy la niña
de los ojos de nadie,
pero al menos quiero ser
la elección de alguien.
Alguien que elija mi caos,
mi alboroto,
y mi desastre,
sin importar qué tan mal
la pueda pasar a mi lado,
aunque luego decida marcharse,
porque en mi sufrimiento se ha perdido
y quiere volver a encontrarse.