He sido espuma al filo del deseo,
gaviota herida en tu silencio frío,
y aunque en tus ojos siempre naufragueo,
tu amor me salva del eterno vacío.
El mar me dicta rutas invisibles,
mi timón gira al ritmo de tu aliento,
y en cada ola dibujo imposibles
que rompen contra el muro del intento.
Entre la niebla busco tu figura,
mi faro en medio del dolor y el trueno,
y aun cuando el cielo anuncie su rotura,
tu nombre suena en mi temblor sereno.
Si amar es perder rumbo y cordura,
que el viento arrastre mi fe sin medida,
prefiero hundirme en tu hondura oscura
que navegar sin ti toda la vida.