Por las calles de La Isla,
donde el levante se va,
una queja de guitarra
se escucha en la madrugá.
Ay, San Fernando, la tierra
de la gente de verdad,
se ve correr por sus venas
la luz, el arte y la sal.
En La Isla San Fernando,
el eco lleva el compás,
del duende de Camarón
cantando por soleá.
¡Camarón vive en la Isla,
y no se puede olviar!
Por la calle La Amargura
se oye un quejío real,
¡ay, Camarón de La Isla!,
nunca dejes de cantar.
¡Nunca dejes de cantar,
nunca dejes de cantar!