De ser un poeta, romántico y tierno,
después de las penas que tu me has brindado,
mi numen sensible, sin luz ha quedado,
igual que los días con sombras de invierno.
Tu fuiste mi gloria, después el infierno,
en donde se encuentra mi amor condenado
por ese tu engaño, que fue despiadado,
y ofrece a mis sueños el suplicio eterno.
Tu fuiste mi Karma, la cínica hiena
que dio a mi existencia las copas del mal;
con esa sonrisa, tranquila y serena,
que esconde en su encanto filoso puñal;
llevando en tus besos la negra condena
que forja de mi alma desértico erial.
Autor: Aníbal Rodríguez.