Ser luminoso que Dios puso en mi camino
para guiar mis pasos y llevarme a su lado.
Espíritu puro, esencia de lo sagrado
y aquel que me ayuda a forjar mi destino.
Eres mi Ángel guardián, dulzura de mi vino,
mi amigo celestial, hermoso y alado.
Eres el que a mi mundo ha contagiado
de la alegría eterna y del amor divino.
Hoy puedo decir lleno de inmensa alegría
que tu presencia aún llena mis días
y dulcemente me hace cantar.
Porque tú, madre mía, eres mi ángel eterno,
la que llena de versos mi cuaderno
y la que desde el cielo me viene a cuidar.