Guardo en mi bolsillo el trino de un pájaro
que anidó y voló hacia horizontes infinitos, sin brújula, ni tiempo....El tiempo es un ocaso sin memoria: viene, saluda, se va al olvido.
Ahora, mi bolsillo extasiado por el trino y el
olvido, extraña el vuelo onírico y liberador,
aún más utópico que antes...Momentos de lágrimas claman por el exilio, y los sentidos se sumergen en la oscuridad de la materia; como espejo, que reclama la misma miseria, la angustia espiritual, las mismas vanidades y fantasmas, palabras verdaderas que miente la libertad.
Guardo en mi bolsillo el trino de un pájaro que canta como si fuera primavera, aunque no lo sea...Sin embargo, revive primaveras y, junto a ellas, el fruto de no saber la eternidad...¿Cesará el canto en la miseria de mi bolsillo? No viene al caso preguntarlo.
Guardo y guardaré lo poco que tengo,
que no es mío sino de todos; no de todos
sino de aquellos que trabajan y la historia
no los nombra y ni los cuenta.
Ahora, sepan con el debido respeto y la merecida disculpa, con la comprensión de
aquellos que son todos...
¡Qué un pájaro despertará la primavera! Romperá el quebranto, donde los sueños perduran...
Hernán J. Moreyra