No es débil quien sostiene
el mundo en su pecho sin quebrarse,
quien ante la tormenta de voces
respira hondo y decide no romperse.
La grandeza no grita,
no impone su verdad como un martillo.
La grandeza es un océano
que acoge ríos de mil colores,
sin perder su profundidad.
Fortaleza es el silencio
cuando todos esperan tu venganza,
es el espacio que creas dentro
para que quepa el error ajeno,
la opinión que te contradice,
la crítica que te duele pero te enseña.
Somos pequeños cuando cerramos puertas,
cuando el miedo nos convierte en muros,
cuando solo queremos escuchar
el eco de nuestra propia voz
rebotando en paredes familiares.
El éxito no es una conquista solitaria,
es un jardín donde crecen ideas distintas,
donde los fracasos son semillas
y la paciencia es el agua
que todo lo hace florecer.
Grande es quien eleva,
quien construye puentes donde otros cavan trincheras,
quien entiende que la diversidad
no es amenaza sino riqueza,
que cada persona lleva su propio ritmo
como las estaciones tienen su tiempo.
La tolerancia nos hace grandes
porque nos enseña que la vida
es demasiado vasta para caber
en una sola manera de ver,
demasiado compleja para una sola respuesta,
demasiado hermosa para desperdiciarla
en batallas que nos hacen pequeños.
Así crece el líder verdadero:
no aplastando diferencias,
sino aprendiendo a danzar con ellas,
sabiendo que la fortaleza más profunda
es poder decir: \"Tu camino no es el mío,
pero hay espacio para ambos
bajo este mismo cielo.\"