William26🫶

Refranero

Refranero (prosa poética )

 

Cuando amanece y el gallo se rasca la garganta, yo me acuerdo de que el que no mueve el culo, que no reclame el pan. Y así andamos todos, barriendo calle ajena, y riendo de nuestras desgracias, porque quien ríe último, probablemente se tomó mi caña… y dejó la botella vacía.

La política es como la chiva del vecino: promete leche, y te deja con los pantalones embarrados. Político y culebra, del mismo agujero salen, decía el tío, mientras yo asentía y bebía otro sorbo de vino barato. Y yo le creo, porque he visto ministros bailar como marionetas, mientras el pueblo se parte la espalda.

Con la mujer bonita, la vida se pone dulce y peligrosa, y uno aprende que corazón enamorado es como horno sin tapa: se quema, pero no se esconde. Por eso la miro, le doy la mano, y me río de los refranes serios: la que no arriesga, no se lleva el beso, y si es necesario, me llevo los dos.

Los amigos vienen y van, como los fantasmas del patio, y uno descubre que el que presta cama a todos los perros, termina durmiendo en la puerta. Así que yo guardo lo mío: un trago, una guitarra, y el derecho a contar mentiras que parecen verdad.

Al final del día, me siento en el portal, con las manos llenas de tierra, y el corazón lleno de secretos. Pienso que el que canta aunque desafine, espanta demonios y comadres. Entonces río, miro la luna reflejada en la botella vacía, y digo: si el mundo me da barro, yo hago pasteles; si me da mierda, yo hago poesía.

Y así seguimos, entre gallos que se ahogan de tanto cantar, políticos que se disfrazan de santos, mujeres que enseñan más de lo que dicen, y yo, entre caña y vino, aprendiendo que la vida es una cama desordenada: quien se acuesta derecho, se pierde la fiesta.