No sé por qué, a ratos, llegas a mi corazón;
te pasas por mi mente,
ves si algo en mí ha cambiado.
Aunque insista en que no eres bienvenida,
es como si tuvieras
las llaves de las puertas de mi ser.
No son pensamientos:
es esa emoción que susurra que me piensas.
tu rostro se vuelve mi rostro,
y mi mirada se refleja en ti.
Siento ternura en mi ser,
y al verte, siento temor de ver mi mirada en tu ser.