A veces río sin motivo,
otras no quiero hablar.
Hay días que todo es lindo,
y otros que quiero escapar.
Guardo mil sueños en mi cuaderno,
dibujos que no mostré,
palabras que lanzo al invierno
por miedo a que no las veas, tal vez.
No soy tan fuerte como aparento,
ni tan frágil como crees tú,
solo intento seguir el viento
sin perder mi propia luz.
Y aunque a veces duela el camino,
sé que aprenderé a brillar,
porque hasta el cielo más cansado
siempre vuelve a despertar.