jorg serra

La Encina.

Al lado de una encina te hablé de mi amor, te dije que te quería,  que solo hacías que me sonriera de tantas cosquillas y tanto amor.

Al lado de una encina, te dije que me besaras, que apretaras tu cuerpo al mío, y que me susurraras al oído tu tierna canción.

Al lado de una encina, envueltos por sus hojas amarillas, fuimos un día solo tu y yo, de tanto amor que sentimos al dar las doce en el reloj.

Mientras el invierno acariciaba nuestras caras sonrojadas, debido a aquel sentimiento que como las nubes se subió a nuestra cabeza, para no irse nunca y llenarnos de pasión.