Yendo a tu exceso,
me siento libre y a la vez preso,
y no es un cuento,
en un litoral de costa abandonado...
En tu corriente al punto,
tomo impulso para llegar a tu meandro...
y acoplar lo inconexo,
como un chorro de agua brotando...
Y me llevas, llevando,
a que compruebe la variación de tu peso,
según en qué movimiento,
por el agua sin fin hacemos un vuelo...
Hasta el acantilado,
donde no existe un minuto de reposo,
y aferrado a tu cuerpo,
vaciamos el Amazonas y el gran océano...