Entre vinos y tu sonrisa se me derriten los miedos,
Se encienden los silencios y la noche aprende a hablar de amor.
El mundo se detiene cuando tus ojos me miran...
Como si el tiempo entendiera que contigo no hay prisas.
Brindamos por lo eterno, en copas que tiemblan de deseo.
Cada sorbo lleva tu nombre, como un fuego que no se apaga.
Tu risa rompe distancias, cruza océanos invisibles...
Y llega a mi, suave, tibia... Como un beso que no necesita labios.
Entre vinos y tu sonrisa aprendí, que el amor no se busca,
Solo sucede cuando el destino une lo que ya estaba escrito.