Nkonek Almanorri

CANCIÓN ERRÓNEA.

 

El dinero es un perro

Que no le gusta

Que le acaricien.

 

De la película El Capital.

 

Estos son los tiempos en que poco a poco, casi se diría que en silencio y empujados por las nuevas pero siempre viejas  circunstancias que nos imponen, vamos descubriendo algo, una parte, de esa gran mentira que seremos: Descubriremos, por ejemplo, que en el futuro próximo, ya ahora, seremos una sociedad del siglo XXI pero tratada igual que en el XIX, o sea: en el 1800. Poco a poco nos van despojando de lo que un día les arrebatamos, o creímos que nos dieron, a la vez de que nos vamos quedando desnudo de todo y lo que es peor: nos están educando bajo el signo de no pedir y menos aún exigir.

 

Ante tal realidad, negativa para algunos – para algunos muchos -, éste que les escribe (persona realista hasta el hartazgo) sólo ve un síntoma de quiebra global del sistema capitalista lo cual es lo mejor que nos puede y nos podría pasar en el futuro: la rotura (que no ruptura) definitiva de un sistema que ha sido una de las parte de esa trilogía – Capitalismo, Comunismo y Catolicismo -, que salida de Occidente, de Europa más concretamente, ha humillado a la condición humana.

 

Ante tal realidad nos falta dar, definitivamente y por adelantado, el golpe final a este sistema, quiero decir: acelerar su destrucción. Pero sabemos, como dice el dicho, que no podemos pedirle peras al olmo y esto va a ser harto difícil que así sea, que seamos capaces de adelantar la destrucción de un sistema que nos destruye a nosotros. No lo somos porque hemos sido adiestrados para la sumisión, para ser y servir a un sistema abusador que se sabe fuerte frente a una sociedad que tiene asimilada su mediocridad su incapacidad para defenderse, para tan siquiera y en el peor de los casos simplemente resistir.

 

Caerá, sí. Pero antes, desgraciadamente, arrasará por los más pobres, por los más débiles e indefensos para que al final todo eso quede en la conciencia de algunos. Al final de todo esto será como una canción errónea, un olvido de todo.

 

Cuando estoy triste

miro al Cielo y

pienso:

El Sol también está

solo y sigue

brillando.