Jesús Ángel.

Ni con un millón de vidas.

 

Por todo lo que aún falta:
por aprender, por vivir,
por conocer, por experimentar.

Por descubrir el pulso secreto
que late en cada rincón del universo.

Porque siempre, lo hecho es poco,
lo vivido no alcanza,
y el conocimiento siempre pide más.

Por todos los misterios,
las preguntas sin respuesta,
por las verdades aún
por conquistar.

Ni con todo el tiempo del mundo,
ni con un millón de vidas
bastaría para llegar...

¿A dónde?

A lo imposible:
a saber de qué va esto,
a descubrir qué hay más allá.

Salvo que, quizás, vivir
ya sea parte de la danza del universo,
la sinfonía del infinito.

Por eso, porque todo
pasa por y para algo,
nada se sostiene por sí solo,
y todo obedece, clara y visiblemente...

al proceso en acción
de la interacción universal.

¿Otras tierras por conquistar?
¿Mares que descubrir?
¿Energías que explorar?...

Sin lugar a dudas, sí.
Y, aun así,
ni con un millón de vidas
llegaré a saber más.

¿O tal vez algo más
esté por venir?