Hoy el árbol se deshoja
como el cielo con las nubes.
Llega el viento con frescura,
a los llanos y las cumbres;
caen hojas de colores
y por secas también crujen,
si al andar las apretujas
en los pueblos o las urbes.
Tonos grises y marchitos
en mis ojos más se funden;
la pupila, más se expande,
de alegría porque influyen
los colores del otoño
muy plomizos, caquis, gules.
Y la orquesta de las ramas
con el viento dan volumen
a las notas musicales
que en amores se traducen
porque elogian a natura
y la vida más se nutre.
Ya las ráfagas de vientos
hacen que el canto sature;
y los niños, en la calle,
a las mil mañas recurren
persiguiendo mariposas
que hermosura siempre bruñen.
La estación maravillosa
ha llegado con sus luces
¡Con frescura y con ternura!
El otoño siempre surge
bondadoso y pintoresco
porque los celajes se unen
con el mes más esperado,
siendo siempre el mes de octubre
porque trae los recuerdos
cuando de pequeño anduve
por las calles polvorientas
con mis manos todas mugres
disfrutando de los vientos
suaves, frescos y volubles
que la vida te acaricia
con sus múltiples perfumes.
Y el recuerdo sigue vivo
pues lo bueno nunca muere,
como no muere el cariño
al primo que ahora cumple
en la vida un año nuevo…
¡Qué los pájaros lo arrullen!