Ofrezco el alma con sus pasiones
y doy la vida sin condiciones;
de ensueños brindo sus panoramas
con el aroma de bellas damas.
Voy por el mundo como las aves,
que de los cielos tienen las claves
que guardan siempre febril misterio
de corazones en cautiverio;
llevan mis letras sublimes notas
que se desplazan como gaviotas,
llevando siempre sus dulces trinos
donde se abrevan los peregrinos
que van buscando de amor sus mieles,
que son del alma dulce rondeles
que tienen lumbre
de las estrellas,
que allá en la cumbre
dejan las huellas
de esos amores
con sus destellos
de mil colores.
Llevan mis versos dulce esperanza
con ese brillo que en lontananza
parece un arco de luz pintado
que brinde abrigo, de amor bordado.
Magia suprema pasión regala,
y yo la visto de regia gala,
cuando mi musa con su sonrisa
hace del verso serena brisa,
llenando el alma con los fonemas
que hacen que nazcan dulces poemas
igual que rosas en los jardines
que son tejidas
por querubines.
Autor: Aníbal Rodríguez.