Querido Snoopy, tan verdadero...
Eres como sombra de ciprés
reflejada en mi césped verde
sobre un otoñal atardecer...
Yo quisiera ser como tú,
alma que reluce grande,
cubierta de nubes grisáceas
por un cuerpo gigante.
¡Y qué alegría la mía
Cada tarde de miércoles¡
cuando vuelvo la esquina
y tú estás esperándome.
Querido amigo Snoopy,
quédate siempre conmigo,
humildad y bondades aprendí
escuchando tu ladrido...