El ala de la abeja

Musa amenazante



Me decía entre lágrimas, que se iba, lejos tan lejos que su aroma solo quedaría en mi recuerdo, que una musa debía tener ciertos requisitos y aun con todos mis argumentos, dio la media vuelta y se largó.

 

Mi musa, no te puedes largar, ni menos yo, despegarme de ti, vienes a mi mente con cada fragancia, con cada nota de este piano, con cada detalle de esta casa, y cuando salgo a pasear por el pueblo, estás ahí