la única que atraviesa la penumbra
y deja atrás el mal que apesadumbra
al confiar tú en la luz de venturanza.
Es mirar que ejercita en la alabanza,
un bien del cielo que el varón vislumbra;
ninguna combustión carnal deslumbra
cuando el alma se viste de templanza.
Ver con ternura al cosmos embellece;
hallas sustancia incluso en lo ensoñado,
el buen sabor que oculta cada cosa.
Tú solo pon los ojos donde crece
este amor, jeroglífico exaltado,
que él te de la respuesta más dichosa.