Me devora por dentro
este pesar de filo lento;
explota en palabras que tropiezan
y mueren en la garganta.
Es una pesadilla gritarle al vacío,
ese abismo que seduce
con la herida de su mirada.
Me besa la frente
y me impone su legado:
un reino de sombras injustificadas,
de lágrimas que nadie recuerda,
de huellas borradas como arena en el viento.
«Sentirte realizado está sobrevalorado»,
susurra su voz vaporosa.
Y dudo si rendirme a la locura,
si abrazar la esperanza de lo ilógico,
y arrancarme del dolor aunque sea un instante;
quizá la locura no sea sino la brújula
que apunta al misterio del destino;
no un extravío,
sino el camino oculto y protegido
que la razón no puede descifrar
porque está hecha de límites.
Rubén Romero Toledo © 2025 todos los derechos reservados