Yoleisy Saldana

Corazón A La Intemperie.

Miraba por la ventana
y allí estabas tú,
con el rostro cansado,
esperando un autobús inerte
mientras la lluvia caía
y el viento sacudía todo a su paso.

El mundo no detenía su curso,
los carros pasaban,
las horas se deshacían,
pero tú seguías allí,
como si el tiempo se paralizara
y tu mente viajara sin retorno.

Tus ropas descoloridas,
tu cabello blanco como la nieve,
y en tu rostro el cansancio,
una tristeza tan honda
que me encogió el alma.

¿Cómo era posible verte sola,
con el silencio como compañía,
como si la tarde también llorara contigo,
incapaz de disfrazar la pena
de tu alma cansada?

Me miraste por unos segundos,
y en tus labios quiso nacer una sonrisa
que ocultara el dolor,
pero tus ojos no pudieron esconder
el vacío de tu corazón.

Te vi subir al autobús,
seguir tu camino,
y quedó conmigo el deseo
de abrazarte,
de decirte que aunque parecías sola
Dios no olvida
a quienes sembraron bondad en la vida.

Hoy, un mes después,
la lluvia vuelve en esta tarde
y con su silencio regresa tu recuerdo:
no solo vi tu rostro,
vi un corazón a la intemperie,
llorando en soledad,
esperando quizás un milagro,
ese que a veces no llega,
o cuando llega,
es demasiado tarde.