Antes de ser niño,
ya era hombre
y antes de ser hombre,
era un niño viejo.
Camino de los caminos,
sudor, cansancio y huesos.
Con pocos años, esclavo
y trabajador sin sueldo.
Lo levantaban al alba
y el lecho con el sol ya puesto.
Su familia eran otros niños
que fatigaban hasta el extremo,
usando sus manos pequeñas
para zurcir pelota de cuero,
que eran para otros niños
que no sabían de esfuerzos.
Y así antes de ser adulto
un día se lo llevo el viento,
nadie conocía su nombre,
nadie encendió incienso
y hoy llace bajo un árbol
que da frutos sin tiempo.
Trabajador de sueños rotos,
donde duele el silencio.