Y perdimos la paz que nos unía.
Mi corazón latía deprisa cuando mis últimas palabras fueron \"ya no siento lo mismo\".
Aun así, mi boca liberaba palabras que no tenían sentido más que después de decirlas.
Pasó el tiempo y me vi con él,
hablando de aquello que al inicio solo era una pesadilla.
¿Será que al final no estábamos destinados?
Nuestros caminos se cruzaron demasiado tarde,
tal vez nuestra vida juntos era en otro plano, no aquí.
Salí fría, con el corazón en la garganta,
las lágrimas aún inundaban mis ojos.
No quise parpadear para no dejarlas salir de la bola de cristal que eran mis retinas.
Me mordí los labios y apreté el paso,
creo que casi tropecé al bajar el último peldaño.
Ahí quedó él, pasmado por lo ocurrido,
aún sin entender en qué momento perdió mi amor,
aún no comprendía qué había pasado.
Miró hacia el lado, como buscando quién tenía esa mirada clavada en su persona.
Pero todos dieron vuelta la cabeza,
como haciéndose los desentendidos de aquella situación.
Llegué a la puerta, tomé la manilla con las manos aún temblando,
creo que por fin había liberado mis sentimientos.