Voz frente a las balas
Me llamo Ward Jalal,
y no tengo un lugar seguro.
A pesar de mis seis años,
estoy sola desde el lunes pasado.
Un bombardeo borró mi escuela,
y a mi madre y hermanos también.
Mi padre quedó en la UCI,
y yo… no sé qué hacer.
No me interesan las razones,
Las fronteras, ni las banderas;
solo busco corazones
que no me dejen en esta espera.
¿Cómo puede alguien dormir tranquilo
mientras niños como yo se apagan?
Más de trece mil… sin abrigo,
mientras otros el horror negocian.
Nos enseñan a callar,
mirar hacia otro lado;
decir que “es tan lejos”,
que no es de nuestro agrado.
Pero… ¿qué justifica el espanto,
los cuerpos bajo los escombros?
¿Qué precio tiene una vida
cuando el mundo firma acuerdos?
Esa ducha que alivia el frío,
el café con que arrancas cada día,
¿no te quema la conciencia
sabiendo lo que en Gaza se sufría?
Las pantallas venden la muerte,
la noticia es pasajera;
mañana volverá la calma.
y aquí, la gente desespera
El horror no se detiene,
aunque ya no lo veas más;
sigue en el alma de quienes
no eligieron estas armas jamás.
Yo no sé más de Ward Jalal,
ni de su padre… ni si vivió;
pero sé que hay miles como ella,
pero este poema la nombró.
Frente a las balas… la palabra,
aunque tiemble, aunque se quiebre;
para que el mundo despierte
antes que otro niño muera.

Gustavo Suárez