Marcelo Incani

Fogata invisible

En medio de la oscuridad

de un fuerte invierno,

la luna parecía tan lejana,

y al mismo tiempo tan cerca,

cruzando las rendijas de mi persiana.

 

Un resplandor de luz entraba,

y en mi habitación

se encendía una fogata invisible.

 

Era como sentir un primer beso,

como el temblor de un instante

que enciende la pasión.

 

Si cada noche vinieras,

mi soledad se apagaría.

Yo te esperaría siempre,

día a día,

desde mi sombría habitación,

 

para que cautives mi alma

con la fuerza secreta

de tu seducción.