Ricardo Castillo C.

DONDE EL OLVIDO NO LLEGA

No tengo más que un puñado de letras,
un viejo cuaderno para llorar.
En él te dejo, como un suspiro,
como un latido que no se va.

No voy a atarte con mis palabras,
ni voy a herirte con mi verdad.
Prefiero amarte desde la sombra,
prefiero amarte sin esperar.

Y así te escribo, y así te pierdo,
y así te dejo en cada renglón.
Porque soltar no siempre es olvido,
y porque olvidar… no es opción.

Y si algún día tropiezas conmigo,
cuando el destino te haga mirar,
sabrás que un hombre, desde el silencio,
te amó en los versos de su final.