Lilil

Nuestro libro

Si está escrito en nuestro libro

que este será el fin,

lo aceptaré con manos temblorosas,

como quien cierra un ataúd de recuerdos.

 

Dejaré atrás las risas compartidas,

los besos a escondidas,

las caricias y abrazos

en noches donde el viento

susurraba nuestros nombres.

 

Dejaré las flores marchitas

que un día me diste,

y los trescientos sesenta y cinco días —

o tal vez más —

que fueron como un invierno lento

desgarrando mi pecho.

 

Porque tal vez sea lo mejor para ti,

amor mío:

dejar de cargar con esta mente

que nunca descansa,

que se arranca el alma

en cada pensamiento,

como cuervo en desvelo

picoteando su propia sombra.