Dulce trago al corazón es el odio,
que rompe el hueso del amor
y embriaga de negro la carne.
Ya al amado, ya al odiado.
no se oculta nadie a esta sombra,
ni siquiera el espíritu adentro,
ni siquiera el recuerdo del latido.
Bello como tal amor;
aun hay besos de 40 monedas
y abrazos fuertes al cuello.
De filos, de puños se abre la sangre
que dibuja letras y ratas.
De lenguas, de dientes la saliva
que mancha dentro al cabello.
Es la caricia tierna de la muerte
y el lapo obsequio de vida.
Es mi hoy
y mi ayer.