Un libro abierto
en cualquier página,
se convierte en poema.
El último verso cierra con tu nombre,
tu nombre al final del verso,
como herida que no sana.
Duele saber.
Disculpa, no rimas
y el ritmo se pierde
contigo en cada sonido.
Intento borrarte,
cada palabra me lleva a ti,
como eco persistente.
Apenas escribo una letra,
y luego, luego te elimino,
pero tu sombra permanece
como tinta indeleble sobre el verso.
Hace tantas letras que no sé de ti,
he creado un nuevo alfabeto,
donde sonidos y grafías
queden exentos de ti,
pero el vacío sigue ahí,
llenando cada espacio con tu ausencia.