Dios es bondadoso, su amor abarca la plenitud de la inescrutable existencia, hasta la eternidad de lo desconocido. Su bondad recorre cada alma inerte y frágil; su potencia es inconmensurable, sin definición ni argumento, porque es el verbo que no se atribuye a sí mismo la definición, ni tiene egoísmo ni soberbia, aún así será siempre el \"Yo Soy\". Es la fuente de todo ser, el caudal que emana la esencia insondable de su ciencia inexplorada. Su fulgor es ininteligible, su conocimiento es inabarcable; aún en la multitud de su plenitud, Él es Amor. Puso fundamentos y leyes, porque a Él conduce la Ley. La vasta vida por siglos sin fin, la paz verdadera de un mundo íntegro concluye en vivir bajo la libertad de sus exigencias. Para no ver de nuevo la degradación que con incapacidad aceptamos normalmente, Él es el portador de la vida y de la muerte.