Llevando en mí, las marcas de las meretrices
las riquezas dadas, en ciudades oscuras malgaste
allí, robe, mentí, engañe y mil cosas más.
Con cerdos y perros conviví
ya hambriento, totalmente desolado
y en el lodo atrapado.
Indigno ante Ti, arrodillado me presente
al verme, fiesta ordenaste
Yo, el hijo prodigo, Tú, el Padre Amoroso.