Melissa 94

Reina de las sombras

No eran tesoros lo que pedía,

sino el valor de cruzar hasta mis brazos,

venir, verte llegar con tu escudo aunque vencido,

y al fin estrecharnos sin temores ni pasos falsos.

 

Como la reina al rey en la batalla,

Me haría firme en la orilla de la espera.

Prefiriendo la herida compartida

antes que la ausencia que me mantuvo vacía.

 

Y ahora, en la arena de lo que nunca fue,

quedó mi espera tendida hacia tu piel,

Una guerra que  jamás llegó a librarse,

Con tu escudo que reposa… Donde yo no lo alcancé.

 

Así aprendí que no siempre el amor vence,

que a veces la batalla se pierde en el intento,

y que el más grande valor no es llegar invicto,

sino seguir latiendo con un corazón gris.