karonte

Coplas del aire enrarecido

Entre muros ya gastados
suena un tambor sin compás,
donde el eco de lo mismo
cansa al viento que se va.


Se repiten los altares
a costumbres sin razón,
y el incienso de lo viejo
ya sofoca al corazón.


Un desfile de figuras
marcha lento y sin candor,
cada paso es la rutina
disfrazada de fervor.


Ya la musa se adormece
en sillones de cartón,
y la tinta se desgrana
sin fuerza, sin emoción.


Los aplausos se sostienen
por costumbre, no por fe,
como rezos automáticos
que ya nadie quiere oír bien.


El jardín se ve marchito,
pero insisten en bailar,
con guirnaldas de ceniza
que no logran perfumar.


Cada gesto es un ritual
repetido hasta el hastío,
como río sin destino
que se ahoga en su vacío.


Y aunque el cielo se pregunte
si aún habrá voz que despierte,
el lugar calla de bruces…
mientras la vida se pierde.